Los sistemas de vigilancia planetaria identificaron apenas dos horas antes que el impacto del objeto rocoso era inminente. El asteroide no representaba una amenaza importante, pero expone la vulnerabilidad del sistema.
El pasado 22 de octubre, un pequeño asteroide impactó contra la atmósfera de la Tierra apenas unas horas después de haber sido detectado por los sistemas de vigilancia planetaria, según informó la Agencia Espacial Europea (ESA).
El objeto rocoso, llamado 2024 UQ, tenía solo un metro de diámetro, por lo que no representaba una amenaza importante para la Tierra, de acuerdo al reporte.
Sin embargo, fue identificado por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés) de Hawái apenas dos horas antes de caer sobre nuestro planeta, en el océano Pacífico, cerca de California.
Cuando llegó la noticia, el impacto "ya se había producido"
"El sondeo ATLAS obtuvo imágenes que incluían detecciones de un pequeño objeto en una trayectoria de colisión de alta probabilidad", escribe la ESA en su boletín de noviembre.
"Sin embargo, debido a la ubicación del objeto cerca del borde de dos campos adyacentes, el candidato fue reconocido como un objeto en movimiento solo unas horas más tarde", agrega.
"Cuando la astrometría llegó a los sistemas de monitorización del impacto, este ya se había producido", asegura el informe.
Tercer asteroide en la Tierra en 2024
Según informó la ESA, 2024 UQ ha sido el tercer asteroide detectado que se ha estrellado de manera inminente contra la atmósfera terrestre durante este año.
Los otros dos no eran peligroso. 2024 BX1, de un tamaño similar a 2024 UQ, se quemó inofensivamente en enero sobre los cielos de Berlín. En tanto, el 4 de septiembre, 2024 RW1se desintegró sobre los cielos de Filipinas.
Estos eventos demuestran que la Tierra está expuesta regularmente a recibir "impactos inminentes" de asteroides y otros objetos, lo que expone la vulnerabilidad y desajustes de los sistemas de vigilancia ante amenazas potencialmente más grandes y peligrosas.
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Más común de lo que se podría pensar
En una publicación de la NASA, se explica que la Tierra es bombardeada cada día "con más de 100 toneladas de polvo y partículas del tamaño de la arena".
"Aproximadamente una vez al año, un asteroide del tamaño de un automóvil choca contra la atmósfera terrestre, crea una impresionante bola de fuego y se quema antes de alcanzar la superficie", añade.
Otros sistemas para proteger la Tierra
ATLAS es solo uno de los sistemas de vigilancia planetaria. Catalina Sky Survey, NEOCC de la ESA, NEO Surveyor de la NASA, son otros proyectos que se dedican a la detección de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés).
Además de detección y seguimiento, existen otras misiones como DART, de la NASA, que estrelló en 2022 un objeto contra un asteroide con la intención de desviar su trayectoria. Para 2030, China también tiene pensado llevar a cabo una prueba similar.
Editado por José Urrejola, con información de Space.com, ESA, NASA y Earthsky.org
Los restos fósiles del ave fororrácida, de al menos unos 12 millones de años de antigüedad, plantean la nueva hipótesis de que estas criaturas carnívoras tenían la capacidad de adaptarse a entornos más tropicales.
Un grupo de científicos ha descubierto en Colombia el mayor fósil de un Phorusrhacidae, una especie extinta de ave que medía entre uno y tres metros de altura y que popularmente se conoce como "ave del terror", detalla un estudio publicado el lunes (04.11.2024) por la revista Paleontology.
El fósil del fororrácido hallado es entre un 5 y un 20% más grande que sus congéneres conocidos, plantea la investigación. Es también el más septentrional hallado hasta la fecha en Sudamérica, lo que supone que pudo habitar en ecosistemas más tropicales.
Un hueso hallado hace 20 años en el desierto
Los restos óseos de la criatura fueron encontrados hace unos 20 años en el desierto colombiano de la Tatacoa, una zona rica en fósiles. Pero recién en 2023 fue identificado como un ave del terror.
En enero de 2024, los investigadores crearon un modelo virtual tridimensional del espécimen utilizando un escáner portátil de la Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos), lo que les permitió analizarlo más a fondo.
El fósil hallado corresponde a un hueso de la parte inferior de la pata izquierda que data de la época miocena, hace unos 12 millones de años. Asimismo, presenta marcas de dientes probablemente provocadas por un caimán extinto (Purussaurus), una especie que medía 9 metros de largo.
¿Cómo vivía esta criatura?
La mayoría de los fósiles de esta especie se hallaron al sur de Sudamérica, en Argentina y Uruguay. El hallazgo en Colombia sugiere que formaba parte importante de la fauna depredadora de la región y ayuda a comprender mejor los animales que vivían en la región durante la época miocena.
"Las aves del terror vivían en el suelo, tenían extremidades adaptadas para correr y se alimentaban principalmente de otros animales", explica la coautora Siobhán Cooke, profesora de anatomía funcional y evolución en la Universidad Johns Hopkins.
Los científicos creen que esta desértica región fue antaño un entorno lleno de meandros fluviales y que este pájaro gigante vivía entre primates, mamíferos con pezuñas, perezosos terrestres gigantes y parientes de los armadillos, los gliptodontes, que tenían el tamaño de un automóvil.
Parientes en la actualidad
Se cree que la seriema, un ave de patas largas originaria de Sudamérica que mide hasta un metro de altura, es un pariente moderno del Phorusrhacidae.
"Se trata de un tipo de ecosistema diferente del que vemos hoy en día o en otras partes del mundo durante un período anterior a que América del Sur y del Norte estuvieran conectadas", agrega Cooke.
La experta concluye que el fósil indicaría que la especie habría sido relativamente poco común entre los animales de allí hace 12 millones de años.
Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto LID-568, un agujero negro supermasivo que se alimenta de materia a un ritmo extremo, concretamente 40 veces superior al límite teórico, conocido como límite de Eddington. Los investigadores lo sitúan en el universo primitivo, a tan solo 1.500 millones de años del Big Bang.
"Este agujero negro se está dando un festín", dice la astrónoma Julia Scharwächter, del Observatorio Gemini y del Laboratorio Nacional de Investigación para la Astronomía Óptica-Infrarroja (NOIRLab) de la NSF.
"Este caso extremo demuestra que un mecanismo de alimentación rápida por encima del límite de Eddington es una de las posibles explicaciones de por qué vemos estos agujeros negros tan pesados tan temprano en el universo", dice en declaraciones recogidas por la agencia Efe.
El límite de Eddington es una consecuencia natural del proceso de alimentación de los agujeros negros, indican desde el portal Science Alert. "Cuando un agujero negro acumula activamente grandes cantidades de material, este no cae directamente en el pozo gravitacional, sino que primero se arremolina como el agua en un desagüe, y solo el material del borde interior del disco cruza el horizonte hacia el agujero negro".
Los agujeros negros supermasivos son concentraciones de materia con una fuerza gravitatoria tan intensa que ni la luz puede escapar. Suelen encontrarse en el centro de las galaxias, en cuya formación y evolución desempeñan un papel clave.
El telescopio James Webb, pieza clave
El hallazgo, descrito este lunes (4.11.2024) en la revista Nature Astronomy, ha sido posible gracias a las extraordinarias capacidades de observación infrarroja del telescopio James Webb. En concreto, los investigadores usaron el espectrógrafo de campo integral del instrumento NIRSpec del James Webb, que permite obtener una visión completa de su objetivo y de la región circundante, lo que condujo al inesperado descubrimiento de potentes flujos de gas alrededor del agujero negro central.
La velocidad y el tamaño de estos flujos llevaron al equipo a inferir que una fracción sustancial del crecimiento de la masa de LID-568 podría haberse producido en un único episodio de rápida creación.
"El hallazgo hubiera sido imposible sin este instrumento del James Webb. Gracias a él podremos mejorar nuestra comprensión de los agujeros negros y abrir interesantes vías de investigación", señala Hyewon Suh, investigadora del Observatorio Gemini y del NOIRLab de la NSF.
La lejanía de LID-568 es sorprendente. Aunque el objeto es débil desde nuestra posición en el universo , señalan desde el portal Science Alert, su distancia significa que debe ser increíblemente brillante por sí mismo.
Entender el universo primitivo
Los resultados aportan nuevos conocimientos sobre la formación de agujeros negros supermasivos a partir de "semillas" de agujeros negros más pequeños, que, según las teorías actuales, surgen de la muerte de las primeras estrellas del universo (semillas ligeras) o del colapso directo de nubes de gas (semillas pesadas).
"El descubrimiento de un agujero negro superacumulador de Eddington sugiere que una parte significativa del crecimiento de masa puede producirse durante un único episodio de alimentación rápida, independientemente de si el agujero negro se originó a partir de una semilla ligera o pesada", afirma Suh.
Desde el portal Science Alert indican que este hallazgo podría contribuir a entender el universo primitivo, pues hay evidencias que sugieren que los primeros agujeros negros supermasivos no se formaron a partir del colapso de estrellas tal y como las conocemos, sino a partir de estrellas enormes y grandes cúmulos de gas, que colapsaron directamente bajo la gravedad.
"Esto les daría una ventaja en su camino hacia convertirse en los agujeros negros gigantes que vemos en el universo hoy", indican.
Es probable que, por miedo, curiosidad o incluso una fascinación inexplicable, hayas oído hablar de ella. Un simple tablero de cartón adornado con letras, números y las palabras "sí", "no" y "adiós". Encima, un puntero triangular que parece deslizarse por cuenta propia, revelando respuestas misteriosas sobre el pasado, el presente y el futuro. Lo que empezó como un inofensivo entretenimiento en los salones victorianos de 1890 ha evolucionado hasta convertirse en uno de los objetos más intrigantes y polémicos de la cultura popular: la ouija.
Las raíces de la ouija, o güija, se remontan a la década de 1840, durante el auge del espiritismo moderno en Estados Unidos. Tras la Guerra Civil, la muerte había tocado a prácticamente cada familia del país. "Todo el mundo perdió un padre, un hijo, un tío, un abuelo, un primo", explicó el historiador Robert Murch, presidente de la Talking Board Historical Society, a The Guardian en 2016.
Con tantos cuerpos sin recuperar y preguntas sin responder, la sociedad buscaba desesperadamente formas de contactar con sus seres queridos fallecidos. Así, comenzaron a popularizarse las reuniones espirituales con médiums, las sesiones de espiritismo y las lecturas de cartas del tarot.
En este contexto, la Kennard Novelty Company comercializó en 1890 su "maravilloso tablero parlante". El nombre "ouija", contrariamente a la creencia popular de que "ouija" deriva de las palabras francesa y alemana para "sí" (oui y ja), surgió de forma peculiar: durante una sesión en Baltimore, Helen Peters, una médium considerada poderosa y cuñada de Elijah Bond, uno de los inversores de la compañía, preguntó al propio tablero cómo debían llamarlo. La plancheta deletreó "ouija", que según el dispositivo significaba "buena suerte".
Para obtener la patente, Bond y Peters fueron a la Oficina de Patentes en Washington D.C. El jefe de patentes exigió una demostración: si el tablero podía deletrear correctamente su nombre, permitiría que la patente siguiera adelante. Según divulgó Smithsonian Magazine en 2013, la plancheta se movió y deletreó el nombre del funcionario, quien, pálido y sorprendido, concedió la patente.
Un fenómeno comercial
No transcurrió mucho tiempo antes de que el tablero de la ouija cayera en manos del empresario William Fuld, quien lo convirtió en un fenómeno comercial masivo. Fuld aprovechó catálogos como el de Sears para promocionar el juego, resaltando su aura de misterio y su aparente habilidad para responder preguntas sobre el pasado, presente y futuro, lo que catapultó su popularidad. El historiador Robert Murch sostiene que Fuld fue fundamental para el éxito de la ouija, gracias a su brillante estrategia de marketing y su talento para reinventar la historia del tablero.
Sin embargo, la historia de la ouija también está marcada por conflictos personales. Según The Guardian, Helen Peters, quien desempeñó un papel clave en la creación del tablero, terminó distanciándose de él tras un desafortunado incidente. Cuando desaparecieron unas reliquias familiares de la Guerra Civil en su hogar, Peters usó la ouija para averiguar quién las había tomado. El tablero acusó a un miembro de la familia, lo que generó una división irreconciliable entre los parientes: algunos creyeron la acusación, mientras que otros, incluida Peters, la rechazaron.
La disputa nunca se resolvió, fracturando la familia y llevando a Peters a vender sus acciones en la empresa. "Hasta su último día, advertía a todos: no jueguen con la ouija porque miente", relata Murch.
Por su parte, William Fuld también enfrentó problemas familiares, llegando a romper lazos con su propio hermano. En 1927, Fuld murió en un trágico accidente mientras supervisaba la construcción de una fábrica que, según él, el tablero le había indicado que construyera. A pesar de las tragedias, su familia mantuvo el negocio hasta 1966, cuando fue vendido a Parker Brothers y posteriormente adquirido por Hasbro, que aún recomienda manejar la ouija con respeto.
La ouija en el siglo XX
En cuanto al establecimiento y evolución del uso del tablero, su interpretación y aplicación se diversificaron con el tiempo. Similar al contexto después de la Guerra Civil en Estados Unidos, durante los tumultuosos años de la Primera Guerra Mundial y la epidemia de gripe de 1918, muchas personas recurrieron a la ouija en busca de consuelo para conectar con seres queridos fallecidos.
No obstante, durante sus primeras décadas, el tablero comenzó a ser percibido también como un elemento romántico y desenfadado. En la década de 1920, había alcanzado una gran popularidad y se transformó en un juego predilecto para las citas, permitiendo a las parejas sentarse cerca uno del otro y entablar conversaciones coquetas.
"Más que conectar con seres queridos muertos, era este asombro: ¿puedo conectar con algo desconocido?", comentó recientemente a National Geographic Stephanie McGuire, conservadora de la Molly Brown House Museum de Denver.
Incluso Norman Rockwell, famoso por sus ilustraciones de la vida americana idealista, inmortalizó esta faceta en una portada de The Saturday Evening Post, mostrando a una joven pareja jugando con el tablero.
Un giro oscuro en la percepción
Con el paso de las décadas, las representaciones de la ouija pasaron de ser inocentes a ser cada vez más fantasmagóricas. A finales de los años 60, influenciada por eventos como los asesinatos de Manson y el auge de la Iglesia de Satán, la imagen del tablero cambió drásticamente. El momento crucial llegó en 1973 con el estreno de El exorcista. La película, basada en una historia real, incluía una escena en la que una niña juega sola con una ouija y termina poseída por un demonio.
De ahí, las películas de terror posteriores solo reforzaron esta imagen siniestra."Es como Psicosis: nadie temía a las duchas hasta esa escena", dijo Murch a Smithsonian Magazine. "Antes de El exorcista, las representaciones del espiritismo en el cine y la televisión solían ser tontas. (...) Después, no es ninguna broma".
Todo esto llevó a que la ouija, entre otras, se convirtiera en una "herramienta del diablo" en la cultura popular y fue denunciada por grupos religiosos.
La ciencia detrás del misterio
A pesar de su reputación sobrenatural, los científicos tienen una explicación más terrenal para el funcionamiento de la ouija: el efecto ideomotor, un fenómeno psicológico por el cual las personas realizan movimientos inconscientes.
Curiosamente, investigaciones de la Universidad de Columbia Británica han revelado que el tablero puede ayudar a acceder a conocimientos almacenados en nuestro subconsciente. En experimentos, los participantes respondieron correctamente a preguntas más del 65 por ciento de las veces cuando utilizaban la ouija, en comparación con el 50 por ciento cuando respondían al azar.
"Puede generar una impresión muy fuerte de que el movimiento está siendo causado por alguna agencia externa, pero no es así", explicó Chris French, psicólogo de la Universidad Goldsmiths de Londres, a Smithsonian Magazine.
Aunque la muerte parece más remota en nuestra era que para los victorianos, la ouija sigue hechizando a muchos. Este tablero conserva su lugar en fiestas de pijamas juveniles y, curiosamente, entre muchos casos singulares, como indica National Geographic, el Museo de la Junta de Brujas de Salem a menudo recibe ouijas de individuos que, pese a entender el principio científico detrás de su funcionamiento, optan por deshacerse de ellos debido al miedo a su presunta influencia.
La ouija sigue siendo un testamento de cómo, incluso en una época dominada por la tecnología, lo misterioso y lo inexplicado continúan capturando nuestra imaginación colectiva con una fuerza inusitada.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de National Geographic, Smithsonian Magazine y The Guardian.
¿Sabías que el beso podría ser un vestigio de higiene de nuestros ancestros? Según un estudio reciente, este acto de amor pudo haber comenzado con una misión mucho menos romántica: la limpieza de parásitos.
El beso es un acto que muchos consideramos tan natural como caminar erguidos. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez realmente por qué los humanos besamos y de dónde proviene este gesto tan extendido? Aunque las comedias románticas nos han acostumbrado a ver el beso como el gesto máximo de amor, un nuevo estudio sugiere que este comportamiento podría tener un origen mucho menos romántico y más pragmático: la limpieza de parásitos.
En un artículo publicado en la revista Evolutionary Anthropology, el investigador Adriano R. Lameira, de la Universidad de Warwick, propone una nueva teoría sobre el origen de los besos que ha llamado la atención de la comunidad científica.
"Hipótesis del beso final del acicalador"
La teoría, denominada "hipótesis del beso final del acicalador", sugiere que el beso actual es un vestigio evolutivo de las sesiones de limpieza entre nuestros antepasados primates, algo que podría estar estrechamente relacionado con el vello corporal. Según Lameira, cuando los grandes simios terminan de acicalarse mutuamente, suelen realizar un gesto final: presionar los labios y hacer una ligera succión para eliminar restos o parásitos del pelaje de su compañero.
"El beso no es una señal de afecto derivada de los humanos, sino que representa una forma de acicalamiento de los primates que conservó su forma, contexto y función ancestrales", afirma Lameira en su artículo.
A medida que los humanos fueron perdiendo su pelaje a lo largo de miles de años, estas sesiones de limpieza se volvieron menos necesarias. Sin embargo, ese último gesto de acicalamiento —el "beso final"— habría persistido como una señal social, evolucionando gradualmente hasta convertirse en el beso que conocemos hoy, según Lameira.
Antes de esta propuesta, existían otras teorías sobre el origen del beso. Algunas lo vinculaban con la lactancia materna, otras con la práctica de alimentar a los bebés con comida premasticada, e incluso había quienes sugerían que era una forma de "olfateo" para evaluar la compatibilidad genética. Sin embargo, según Lameira, estas hipótesis no logran explicar completamente el contexto y la función actual del beso.
El beso: ¿más bien una construcción cultural?
Si bien esta propuesta es intrigante, cabe subrayar que sigue siendo una hipótesis en desarrollo. Por ejemplo, besar no es una práctica universal en todas las culturas humanas. Un estudio de 2015, publicado en American Anthropologist, mostró que solo el 46 % de las 168 culturas analizadas incluye el beso romántico en sus costumbres. En algunas comunidades indígenas de cazadores-recolectores, de hecho, besar se considera poco agradable. Esto sugiere que el beso podría ser más una construcción cultural que un instinto innato en nuestra especie.
Además, otros primates no simios tienen rituales de vinculación social que difieren significativamente del beso. Por ejemplo, los monos capuchinos demuestran afecto metiendo los dedos en las fosas nasales y los ojos de sus compañeros, un comportamiento que, aunque extraño para nosotros, cumple una función similar en su sociedad.
En el caso de los humanos, las normas socioculturales también han establecido diferentes tipos de besos según el contexto. Los antiguos romanos, por ejemplo, distinguían entre tres tipos: el osculum (beso en la mejilla para mostrar afecto social), el basium (beso en los labios para relaciones cercanas no sexuales) y el savium (beso erótico).
Estudios futuros
En definitiva, la "hipótesis del beso final del acicalador" propuesta por Lameira plantea un camino prometedor para futuras investigaciones sobre la evolución del beso y otros comportamientos humanos. Consciente de que aún hay mucho por explorar, Lameira sugiere que comparar los comportamientos de acicalamiento entre distintas especies de simios, especialmente aquellas con diferentes densidades de pelaje, podría revelar pistas clave sobre el origen y evolución de este gesto.
"Para comprender en el futuro la evolución del beso humano y otros comportamientos exclusivos de nuestra especie, será importante tener en cuenta y ponderar la influencia del contexto socioecológico, cognitivo y comunicativo más amplio de los antepasados humanos", concluye Lameira.
Aunque la teoría del "beso final del acicalador" aún necesita más evidencia para ser confirmada, ofrece una explicación fascinante sobre cómo un simple gesto de higiene podría haberse transformado en uno de los símbolos más universales de amor y afecto en la cultura humana moderna. Quién diría que un gesto tan íntimo podría tener raíces tan peludas.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Newsweek, Popular Science, Phys.org e IFL Science.