• La presa de las Tres Gargantas ha generado un impacto en la duración de los días en la Tierra. El efecto es muy pequeño, pero significativo si se tiene en cuenta que es una estructura hecha por el hombre.

Una presa podría estar afectando al giro de la Tierra. La llamada presa de las Tres Gargantas, ubicada en la provincia de Hubei, en China, atraviesa el río más largo de Eurasia, el Yangtsé y utiliza el caudal de agua de tres gargantas cercanas - Qutangxia, Wuxia y Xilingxia- para hacer girar turbinas y generar electricidad. Pero, ¿cómo es posible que pueda alterar la rotación normal de la Tierra

Imponente volumen y redistribución del agua

La presa de las Tres Gargantas tiene más de 2 kilómetros de longitud y 180 metros de alto y fue concebida para regular inundaciones, facilitar la navegación y producir energía. Es la más grande jamás construida. El proceso comenzó en 1994 y duró una década, desplazando además a 1,2 millones de personas por el impacto social y ambiental del proyecto, según recogen varios medios. 

Precisamente, este volumen y capacidad de redistribuir el agua es lo que ha alterado los días en la Tierra. "El desplazamiento ha alterado sutilmente la distribución de la masa terrestre, impactando así en su momento de inercia y, por consiguiente, en su rotación", indican desde Huffington Post.

Según recoge el portal IFLScience, las afirmaciones sobre este fenómeno parecen tener su origen en un artículo publicado en 2005 por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), en el que se analizaba cómo el catastrófico terremoto y tsunami del Océano Índico de 2004 afectó a la rotación de la Tierra.

En aquella nota se explica "cómo cambiar la distribución de la masa en la Tierra puede tener una influencia muy pequeña en el momento de inercia del planeta, un concepto de la física que describe lo difícil que es hacer girar un objeto alrededor de un eje determinado", recogen desde IFLScience.

Del mismo modo, el giro de la Tierra puede verse afectado tras un terremoto debido al movimiento de las placas tectónicas. Los científicos de la NASA demostraron que esto es exactamente lo que ocurrió en 2004 tras el terremoto del Océano Índico. Al sacudir la estructura sísmica del planeta, el terremoto alteró su distribución de masas y redujo la duración de un día en 2,68 microsegundos.

La presa de las Tres Gargantas en una imagen aérea.La presa de las Tres Gargantas en una imagen aérea.
Aunque la cifra es minúscula -0,06 microsegundos-, ni siquiera comparado con el efecto marginal de los terremotos gigantes, es bastante significativa si se tiene en cuenta que es una estructura hecha por el hombre.Imagen: CFOTO/picture alliance

Efecto significativo

La teoría dice que es posible que un desplazamiento masivo de agua tenga un efecto similar. En el año 2005, el Dr. Benjamin Fong Chao, geofísico del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, mostró que la gigantesca presa china era capaz de contener 40 kilómetros cúbicos (10 billones de galones) de agua, lo que provocaba un desplazamiento de masa que hacía aumentar la duración de un día en 0,06 microsegundos y mover la posición del polo de la Tierra unos 2 centímetros (0,8 pulgadas).

Aunque la cifra es minúscula -0,06 microsegundos-, ni siquiera comparado con el efecto marginal de los terremotos gigantes, es bastante significativa si se tiene en cuenta que es una estructura hecha por el hombre.

Desde IFLScience también destacan que, en la actualidad, los seres humanos también influyen en la rotación de la Tierra de otras maneras, como con el cambio climático, donde su impacto en la distribución de la masa terrestre están provocando un efecto similar.

Por otro lado, y pese a que el efecto es insignificante para nuestra vida cotidiana, podría haber cierta confusión en los dispositivos de medición del tiempo superprecisos, como los relojes atómicos.

"El problema ha llevado a algunos científicos a afirmar que en la próxima década habrá que tener en cuenta un segundo bisiesto negativo, es decir, un minuto con solo 59 segundos", recalcan.

Editado por Andrea Ariet con información de El Universo, BioBioChile, Huffington Post, IFLScience.

Imagínese que un asteroide se dirige a toda velocidad hacia la Tierra. Tiene el tamaño de la Torre Eiffel, forma de maní (cacahuate) y es potencialmente peligroso. Suena aterrador, y ni siquiera es inventado. El asteroide en cuestión, llamado 2024 ON, ya pasó por la Tierra. No nos esquivó, sino que nunca existió la posibilidad de que chocara.

Desde su descubrimiento en julio de 2024, medios y creadores de contenido hicieron titulares sobre los detalles del asteroide: tenía 370 metros de diámetro, viajaba a unos 40.000 kilómetros por hora, lo consideraban "potencialmente peligroso" las autoridades espaciales, y se dirigía hacia la Tierra.

Pero tan pronto como se descubrió 2024 ON, los astrónomos calcularon que pasaría por nuestro planeta a una distancia de un millón de kilómetros. Eso es más del doble de la distancia a la Luna. "Las publicaciones necesitan tener estos 'cliffhangers' para recibir visitas", dijo Juan Luis Cano, de la Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea. "Pero diariamente recibimos la visita de muchos objetos".

De hecho, alrededor de 100 toneladas de material espacial impactan la Tierra todos los días. Afortunadamente, la masa se distribuye entre muchas partículas diminutas, en lugar de un gran cuerpo destructor.

Objetos cercanos a la Tierra

La Oficina de Asuntos del Espacio de las Naciones Unidas define los objetos cercanos a la Tierra (NEO) simplemente como cualquier asteroide o cometa que pasa cerca de la órbita de la Tierra.

En términos más técnicos, los NEO son objetos con un perihelio (su distancia orbital más cercana al sol) de menos de 195 millones de kilómetros.

Dado que la Tierra orbita alrededor del Sol a una distancia de aproximadamente 150 millones de kilómetros, los NEO están bien dentro de nuestro vecindario solar. Científicos como Cano conocen unos 34.000 NEOs, pero ninguno de los más grandes está actualmente en camino de impactar contra la Tierra. 

¿Qué probable es el impacto de un asteroide?

Mientras que los NEO diminutos impactan contra la Tierra todos los días, los más grandes lo hacen con mucha menos frecuencia. Los asteroides del tamaño de 2024 ON podrían impactar la Tierra una vez cada 10.000 años.

Los de más de un kilómetro de diámetro, como el asteroide Chicxulub que provocó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años, podrían hacerlo cada 260 millones de años.

"Calculamos que hay alrededor de mil objetos de más de un kilómetro y hemos descubierto el 95% de ellos", dijo Cano. "Son los que realmente podrían causar un desastre global".

Pero los más pequeños también tienen potencial destructivo. Dependiendo de la velocidad y el ángulo de entrada en la atmósfera de la Tierra, una roca de 40 metros de ancho podría arrasar una ciudad entera. Cientos de miles de NEOs más pequeños aún no han sido catalogados. "Descubrimos alrededor de 3.000 asteroides cercanos a la Tierra [NEAs] cada año", dijo Cano. "Pero necesitamos encontrarlos más rápido".

 

Encontrar objetos cercanos: una tarea 'complicada'

En la última década, aproximadamente, dos telescopios espaciales se han encargado de encontrar NEOs. Primero fue NEOWISE, que documentó más de 158.000 NEOs antes de retirarse en 2024 en una misión de más de 10 años. En segundo lugar hay una misión llamada Near-Earth Object Surveyor.

El NEO Surveyor debe comenzar a operar en 2027. Su objetivo será encontrar el resto de asteroides potencialmente peligrosos a 50 millones de kilómetros de la órbita de la Tierra. Pero encontrar objetos peligrosos en el espacio es complicado. "Una de las cosas más difíciles de hacer en astronomía es determinar a qué distancia se encuentra algo", dijo Amy Mainzer, científica planetaria de la UCLA que dirigió la misión NEOWISE y dirigirá el NEO Surveyor.

"Uno podría pensar: 'Bueno, vemos objetos en el borde del espacio, ¿por qué no sabemos qué hay justo al lado de nosotros aquí en la Tierra? ¿No lo sabemos todo?' y la respuesta es: 'No, en realidad es muy difícil'".

Tomemos como ejemplo Apophis. Cuando se identificó por primera vez en 2004, Apophis, de 340 metros de ancho, fue considerado uno de los objetos potencialmente más peligrosos jamás descubiertos. Se pensaba que podría impactar la Tierra en 2029, 2036 o 2068.

Muestra de asteroide a punto de llegar a la Tierra

 
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Los cálculos posteriores descartaron esa posibilidad. Apophis pasará a 30.000 kilómetros del planeta, más cerca que la Luna y dentro del alcance de los satélites geoestacionarios. Pero según las proyecciones actuales el impacto no ocurrirá.

¿Qué pasaría si se detectara un nuevo NEO rebelde en curso de colisión con la Tierra? Si se les avisa con suficiente antelación, los ingenieros podrían intentar desviarlo.

En 2022, la misión de la NASA Double Asteroid Redirection Test (DART) estrelló con éxito una nave espacial contra un asteroide llamado Dimorphos. Se demostró que una misión basada en colisiones podría cambiar la dirección de un cuerpo celeste y defender nuestro planeta.

La ESA tiene previsto lanzar una misión de reconocimiento llamada Hera en octubre de 2024 para inspeccionar las secuelas dejadas por DART.

(ers)

Matthew Agius Periodista de la redacción de ciencia en DW.

La constelación de satélites Starlink de SpaceX, diseñada para proporcionar acceso a Internet de banda ancha global, se enfrenta a críticas por parte de astrónomos. Esto se debe a un fenómeno llamado radiación electromagnética no intencionada (UEMR), que, de acuerdo con los resultados de un estudio, está en posibilidad de interferir con el funcionamiento de algunos radiotelescopios.

¿Qué es la UEMR?

La UEMR consiste en ondas de radio emitidas por satélites, que no son parte de sus comunicaciones previstas. Imagine un satélite como un automóvil: las señales de comunicación serían como los faros. La UEMR, a su vez, es como el motor del automóvil en funcionamiento, que produce sonidos y vibraciones más allá de la luz que emiten dichos faros. Este "ruido" adicional puede interferir con los instrumentos científicos, especialmente los radiotelescopios de sensible funcionamiento, que intentan captar señales casi imperceptibles del espacio. 

El ruido de radio de Starlink es cada vez más fuerte

En un estudio publicado recientemente en Astronomy & Astrophysics, astrónomos detectaron emisiones de UEMR mucho más fuertes en la segunda generación de satélites Starlink, conocidos como v2-Mini y v2-Mini Direct-to-Cell. Estos satélites están diseñados para ofrecer cobertura de telefonía celular. Las observaciones realizadas con el telescopio LOFAR mostraron que los satélites Starlink de segunda generación emitían ondas de radio hasta 32 veces más fuertes que la generación anterior.

Un desafío para la radioastronomía

Estas fuertes señales de radio plantean un desafío importante para la radioastronomía. Los radiotelescopios son instrumentos extremadamente sensibles, diseñados para captar señales de radio débiles de galaxias distantes y otros objetos celestes. La UEMR de los satélites Starlink es ahora lo suficientemente fuerte como para ahogar potencialmente estas señales débiles, lo que dificulta la investigación astronómica, argumentan los autores del estudio.

Los astrónomos instan a SpaceX a tomar medidas para mitigar la UEMR de sus satélites. Esto podría implicar, entre otras cosas:

  • Identificar la fuente de la UEMR: comprender el origen de estas emisiones no deseadas es esencial para encontrar soluciones.
  • Diseñar satélites más silenciosos en cuanto a radio: las futuras generaciones de satélites Starlink podrían diseñarse con modificaciones para reducir su ruido de radio.
  • Implementar medidas regulatorias: las organizaciones internacionales como la UIT-R deben considerar la UEMR como un factor en las futuras regulaciones satelitales.

¿Es Elon Musk el rey del acceso a Internet?

 

Si bien Starlink ofrece un servicio valioso, es crucial encontrar soluciones que permitan que estas constelaciones de satélites coexistan con la investigación científica, salvaguardando el futuro de las observaciones astronómicas, concluyen los astrónomos en el documento científico.

El estudio reconoce además que SpaceX y Starlink "ya cooperan activamente en los campos de la astronomía óptica y la radioastronomía al investigar y ensayar posibles técnicas de mitigación" del ruido electromagnético UEMR.

Editado por Enrique López con información de Astronomy & Astrophysics

Los "músculos" se asemejan a pequeñas bolsas de congelación unidas a los huesos metálicos de la pierna robótica, se contraen y relajan imitando el movimiento de un músculo.

Un equipo dirigido por investigadores suizos creó la primera pierna robótica con "músculos artificiales" hechos de bolsas rellenas de aceite, que permiten saltar sobre distintas superficies.

Los investigadores esperan que su técnica sirva para crear robots humanoides capaces de realizar "tareas domésticas aburridas", declaró a la AFP Robert Katzschmann, coautor del estudio publicado por la revista Nature Communications.

El equipo se inspiró en los 600 músculos que usa el cuerpo humano para crear un robot que sea capaz de caminar y saltar de manera fluida. Para ello, usó "músculos artificiales", que también se conocen como actuadores electrohidráulicos.

Estos músculos se asemejan a pequeñas bolsas de congelación, unidas a los huesos metálicos de la pierna robótica. Estas estructuras rellenas de aceite y equipadas con electrodos, se contraen y relajan, imitando el movimiento de un músculo.

Investigadores de la ETH de Zúrich y del Instituto Max Planck de Sistemas Inteligente desarrollaron una revolucionaria pierna robótica accionada por "músculos".Investigadores de la ETH de Zúrich y del Instituto Max Planck de Sistemas Inteligente desarrollaron una revolucionaria pierna robótica accionada por "músculos".
Investigadores de la ETH de Zúrich y del Instituto Max Planck de Sistemas Inteligente desarrollaron una revolucionaria pierna robótica accionada por "músculos".Imagen: Wolfram Scheible/Cover-Images/IMAGO

La técnica del músculo artificial

Los robots humanoides se construyen habitualmente con motores y articulaciones metálicas rígidas similares a las que se utilizan en las cadenas de montaje industriales, explicó Katzschmann, profesor de robótica en la escuela politécnica federal de Zúrich.

Pero estos robots industriales son demasiado pesados, y por tanto peligrosos, y demasiado caros para su uso en el hogar. Un robot doméstico debería ser capaz no sólo de transportar cargas, sino "también de dar un abrazo o estrechar la mano".

La técnica del músculo artificial tiene la ventaja de consumir menos energía que un motor tradicional cuando se dobla la rodilla del robot, indica el estudio. También permite que se use la pierna en terrenos difíciles con mayor agilidad, según los investigadores.

La pierna presentada en el estudio es capaz de saltar 13 centímetros, es decir, el 40 % de su altura. Pero de momento sólo puede realizar esta hazaña en círculo, ya que está conectada a un eje alrededor del cual gira.

La pierna robótica en acción despegándose del suelo gracias a los "músculo" accionados.La pierna robótica en acción despegándose del suelo gracias a los "músculo" accionados.
La pierna robótica en acción despegándose del suelo gracias a los "músculo" accionados.Imagen: Wolfram Scheible/Cover-Images/IMAGO

Aún no es posible crear un robot humanoide impulsado en su totalidad por músculos artificiales. Pero Katzschmann cree que la producción en serie de músculos artificiales, facilitada por el bajo costo de sus componentes, podría acelerar los avances futuros.

ee (afp, Nature Communications)

  • Una nueva tecnología a base de un pulso de rayos X por una explosión nuclear podía evitar el impacto de grandes asteroides contra la Tierra. A su vez, esto podría abrir la puerta a misiones de defensa planetarias.

 

Parece sacado de una película de Hollywood, pero ha sido hallado en un laboratorio de Estados Unidos. Una novedosa técnica concluye que un pulso de rayos X generado por una explosión nuclear podría vaporizar la superficie de un asteroide y, con ello, cambiar su trayectoria.

Vaporización y cambio de rumbo

Los devastadores impactos de asteroides son poco frecuentes en la historia de nuestro planeta, pero se recuerdan, como el que colisionó hace 66 millones de años. Aquel asteroide que acabó con el reino de los dinosaurios tenía unos 10 kilómetros de ancho. No obstante, rocas mucho más pequeñas son igualmente peligrosas. El meteorito de 15 metros de ancho que impactó sobre la ciudad rusa de Cheliábinsk en 2013 hirió a más de 1.200 personas.

Roca espacial cayendo sobre Filipinas. Roca espacial cayendo sobre Filipinas.
En esta foto tomada de un vídeo, una roca espacial apodada 2024 RW1 se ve sobre el pueblo de Progressive, Gonzaga, provincia de Cagayan, Filipinas, a primera hora del jueves 5 de septiembre de 2024.Imagen: Allan G. Madelar/AP/picture alliance

Hasta ahora, existían diversas ideas sobre cómo desviar un asteroide que ponga a la Tierra bajo amenaza. De hecho, en 2022, la sonda DART de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), chocó intencionadamente contra Dimorphos, una luna de un asteroide llamado Didymos. La misión demostró que un impacto cinético podría proteger a la Tierra, pero este debía darse años antes del impacto inminente. 

No obstante, en este nuevo estudio, publicado este lunes (23.09.2024) por la revista Nature Physics, y llevado a cabo por un equipo de los Laboratorios Nacionales Sandia (EE.UU) -cuya misión principal es garantizar la seguridad del arsenal nuclear estadounidense- se explora la posibilidad de utilizar los rayos X de una explosión nuclear.

Los físicos de este laboratorio registraron con detalle de nanosegundos cómo un inmenso pulso de radiación desatado por una explosión nuclear podría vaporizar la cara de un asteroide. El evento es tan potente que calienta la superficie a decenas de miles de grados, produciendo una bola de gas en rápida expansión capaz de desviar al asteroide de su trayectoria.

"El material vaporizado sale disparado por un lado, empujando al asteroide en la dirección opuesta", explica el Dr. Nathan Moore, primer autor del estudio en declaraciones recogidas por varios medios. "Es como convertir el asteroide en su propio cohete", añade.

Ilustración de un meteorito dirigiéndose hacia el planeta Tierra. Ilustración de un meteorito dirigiéndose hacia el planeta Tierra.
Los investigadores concluyen que esta técnica podría utilizarse para situaciones de emregencia.Imagen: NASA/Zoonar/picture alliance

Solo pruebas de laboratorio

Moore y sus colegas realizaron en el laboratorio una prueba de concepto, también conocido como estudio de viabilidad, en la que probaron a imitar el efecto del impacto de un artefacto nuclear contra un asteroide para lo que usaron rayos X que apuntaban a dos simulacros de asteroide de 12 milímetros de ancho en el vacío.

En ambos experimentos, observaron que los pulsos de rayos X calentaban la superficie de los modelos de asteroides, dando lugar a un penacho de vapor que transfería impulso a los objetivos de cuarzo y sílice y generaba velocidades de unos 69,5 metros por segundo y 70,3 metros por segundo, respectivamente. 

Los investigadores utilizaron estas mediciones para realizar simulaciones numéricas sobre cómo se podría escalar este método de desvío de asteroides y sugirieron que los objetos cercanos a la Tierra con un diámetro de unos 4 kilómetros podrían desviarse con esta técnica nuclear.

Aunque hay muchas ideas diferentes sobre cómo desviar asteroides, para Moore, "la principal ventaja de la explosión nuclear es que son las más potentes y pueden desviar los asteroides más grandes en el menor tiempo posible”, sostiene.

Para el investigador, esto "podría ser importante en cualquier situación de emergencia", por ejemplo si se detecta un asteroide cerca de la Tierra y no hay mucho tiempo de aviso previo.

aa (efe, The Guardian, Nature Physics)

 
 
 

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