El hallazgo, conocido como el Tesoro de Peebles, fue descubierto en junio de 2020 por Mariusz Stępień mientras realizaba una búsqueda con detector de metales. Eso motivó a un equipo de arqueólogos y conservadores de los Museos Nacionales de Escocia (NMS) a coordinar una excavación para extraer las piezas.
Durante el proceso, los expertos encontraron objetos de bronce pocos comunes, además de fragmentos de cuero y madera. Para proteger el hallazgo, las piezas se extrajeron mediante el método de "bloque de tierra". Luego, la Universidad de Southampton, Inglaterra, escaneó el bloque en su totalidad con tomografía computarizada.
Desde su descubrimiento, el tesoro ha sido minuciosamente excavado, analizado y catalogado, revelando una serie de objetos raros. "El tesoro de Peebles es excepcional, un descubrimiento absolutamente único que reescribe nuestra comprensión de las comunidades de la Edad de Bronce en Escocia y las conexiones internacionales prehistóricas", dijo Matthew Knight, curador principal de prehistoria en NMS, en un comunicado.
La excavación reveló una serie de objetos raros.Imagen: Image Crown
Los objetos de mayor tamaño confirman la importancia de Escocia durante la Edad de Bronce como parte de una red de comunidades en el Mar del Norte.
Entre ellos se destacaron dos colgantes sonoros de bronce, posiblemente usados en caballos o vehículos de madera. También se halló una espada completa con vaina de madera y una serie de botones de bronce sujetos con cuerdas. Muchas de estas piezas no se habían encontrado antes en Escocia.
NMS inició una campaña de recaudación de fondos para continuar con la investigación, la conservación del tesoro, y la protección de los fragmentos encontrados.
"Es fundamental obtener más fondos para continuar con nuestra conservación e investigación, preservar el tesoro para las generaciones futuras y descubrir las historias del pasado antiguo de Escocia", añadió Knight.
La sensación de una presencia en la oscuridad, un rostro que aparece entre las sombras… ¿Son estos verdaderos encuentros con lo paranormal o efectos psicológicos?
El fenómeno de los fantasmas ha fascinado a la humanidad durante siglos, y aunque no existen pruebas científicas que confirmen su existencia, hasta el día de hoy millones de personas aseguran haber tenido encuentros con lo paranormal. Desde las sombras que se materializan en esquinas oscuras hasta ruidos inexplicables en la noche, la creencia en fantasmas sigue viva en todo el mundo. Pero ¿por qué tanta gente está convencida de que ha visto o sentido un fantasma?
Christopher French, profesor emérito de Psicología en Goldsmiths, Universidad de Londres, y autor del libro La ciencia de lo extraño: por qué nuestras mentes crean lo paranormal(The Science of Weird Shit: Why Our Minds Conjure the Paranormal), ofrece una explicación: los avistamientos de fantasmas suelen ser "interpretaciones sinceras pero equivocadas de fenómenos que tienen una explicación natural". Es decir, nuestro cerebro puede jugarnos malas pasadas.
"Que no se te ocurra una explicación no significa que no la haya", señaló recientemente French a Live Science. Como escéptico, investiga alternativas no paranormales para estos fenómenos, tales como alucinaciones, recuerdos falsos y pareidolia, la tendencia a ver rostros o formas en objetos inanimados o patrones aleatorios. French, con años dedicados a estudiar estos casos, ha identificado varios factores clave que nos hacen creer que hemos presenciado un fantasma.
¿Por qué creemos en los fantasmas?
El efecto expectativa juega un papel crucial. Nuestro cerebro no solo procesa lo que percibimos, sino que mezcla estas percepciones con lo que "espera" ver basándose en experiencias previas. Esta predisposición puede hacernos ver u oír cosas que no han sucedido, especialmente en lugares supuestamente encantados o durante sesiones de espiritismo.
Otro factor es nuestra tendencia natural a detectar patrones, un rasgo evolutivo que nos ayudó a sobrevivir. "Un hombre de la Edad de Piedra supone que es un tigre y se larga de allí. Si su vecino se queda ahí hasta estar seguro, el error puede salirle más caro", explica French en el festival científico londinense New Scientist Live, según reporta el medio británico INews.
Los avistamientos de fantasmas pueden ser explicados por fenómenos naturales como la pareidolia, que nos hace ver rostros en sombras, o falsos recuerdos que se reescriben con cada remembranza, según el psicólogo Christopher French.Imagen: Pond5 Images/IMAGO
El reconocimiento facial es particularmente relevante. Nuestro cerebro está tan programado para detectar rostros que frecuentemente "vemos" caras entre las sombras o en patrones aleatorios. De hecho, las personas que creen en lo paranormal son más propensas a ver rostros donde no los hay.
Los falsos recuerdos también juegan su parte. Nuestra memoria no funciona como una cámara de video, sino que se reescribe cada vez que recordamos algo. Si recibimos información incorrecta mientras recordamos un evento, esta puede mezclarse con los hechos reales.
Existen además condiciones médicas que pueden explicar algunos encuentros fantasmales. La parálisis del sueño, por ejemplo, puede hacer que las personas se sientan despiertas pero inmóviles, frecuentemente percibiendo una presencia maligna. "Es como si la mente se despertara, pero el cuerpo no", explica French.
¿Por qué, entonces, estas creencias persisten?
French sugiere que tendemos a prestar más atención a las evidencias que apoyan nuestras creencias preexistentes, ignorando las que las contradicen. Este "sesgo de confirmación" explica por qué algunos médiums pueden parecer convincentes: de las múltiples afirmaciones que hacen, recordamos principalmente las pocas que resultan acertadas.
Por otro lado, los historiadores como Johannes Dillinger de la Universidad de Oxford Brookes, destacan que la percepción de los fantasmas ha evolucionado a lo largo de los siglos. Mientras que en épocas pasadas los fantasmas eran vistos como seres con asuntos pendientes, como encontrar tesoros escondidos, la era victoriana trajo consigo la moda de las sesiones de espiritismo, donde la alta sociedad buscaba comunicarse con el más allá, esperando consuelo o guía de los espíritus.
A pesar de la falta de evidencia científica robusta que respalde la existencia de fantasmas, la creencia en ellos persiste, en parte debido a la necesidad psicológica de llenar vacíos con explicaciones que, aunque no sean ciertas, proporcionan un consuelo. En última instancia, todo parece indicar que estas creencias reflejan más sobre nuestra psicología y deseos internos que sobre la realidad del mundo que nos rodea.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Live Science, INews y The Guardian.
Son invisibles, son numerosos y viven en nuestros cuartos de baño: un equipo de investigación estadounidense detectó allí más de 600 virus diferentes. ¿Un asco? Al contrario, en realidad se trata de una buena noticia.
No sólo a los humanos les gustan las duchas: los virus también se sienten como en casa en el agua caliente. Un estudio estadounidense publicado recientemente en la revista Frontiers in Microbiomes muestra que una comunidad diversa de virus vive, por ejemplo, en los cabezales de nuestras duchas.
Y no sólo ahí: las superficies de nuestros cuartos de baño están cubiertas de una biopelícula repleta de organismos vivos. El equipo de investigación encontró más de 600 especies de virus diferentes en las cerdas de los cepillos de dientes y en los cabezales de ducha en Europa y Estados Unidos.
Nuestros baños están llenos de microorganismos
"Es absolutamente increíble la cantidad de virus que hemos encontrado", afirma Erica Hartmann, de la Universidad Northwestern, la microbióloga que dirigió el estudio. Su equipo encontró muchos virus de los que se sabe muy poco y otros que nunca se habían visto antes. "Es increíble la cantidad de biodiversidad sin explotar que hay a nuestro alrededor, delante de nuestras narices".
Según el grupo de investigación de Hartmann, la mayoría de los habitantes de Estados Unidos pasan dos tercios de su vida en casas o departamentos. Saber qué organismos colonizan también este espacio es, por tanto, muy valioso, afirman los investigadores.
Para el estudio, el equipo utilizó datos de una investigación anterior. Para ello, se tomaron muestras de cabezales de ducha y cepillos de dientes en hogares estadounidenses. Los investigadores descubrieron que la composición de los microbios variaba mucho en función del lugar. La diversidad de los microbios encontrados era tan grande que no había dos "comunidades de cabezales de ducha" microbianas iguales. Lo mismo ocurrió con las comunidades microbianas que colonizaban los cepillos de dientes.
Un bacteriófago en una ilustración en 3D.Imagen: Colourbox
Por qué los virus de los cepillos de dientes son una buena noticia
Muchos virus necesitan un huésped vivo para multiplicarse y a menudo le causan daños. Diversas enfermedades en humanos o animales están causadas por virus. Sin embargo, no todos los virus necesitan un huésped, como muestra este estudio. Algunas especies habitan entornos completamente diferentes en comunidades complejas. Y no todos los virus son dañinos, al contrario, podrían ser útiles para la ciencia.
Los virus que Hartmann y su equipo pudieron identificar son los llamados bacteriófagos, o fagos para abreviar. No suponen ningún peligro para los seres humanos, sino que infectan a las bacterias.
En vista de la creciente resistencia a los antibióticos, existe la esperanza de que los bacteriófagos identificados por el grupo de investigación abran nuevas vías para tratar las infecciones bacterianas.
Los bacteriófagos también podrían utilizarse para productos de limpieza, porque "cuanto más se ataca a las bacterias con desinfectantes, más probable es que desarrollen resistencia o se vuelvan más difíciles de tratar", explica Hartmann. "Simplemente deberíamos aceptarlas todas. Los microbios están en todas partes, y la gran mayoría de ellos no nos ponen enfermos."
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Nuestra boca está llena de bacterias
Los medios acuáticos, en particular, están repletos de vida. No en vano, los científicos buscan vida en otros planetas, especialmente en el agua. Y así, como han demostrado otras investigaciones, las superficies de los baños pueden albergar no sólo virus, sino también bacterias y hongos.
El grupo de Hartmann ya había investigado este tema antes de su último estudio. Investigó si las bacterias se depositan en los cepillos de dientes a través de los aerosoles de la cisterna del inodoro. Su estudio, titulado "Operación orinal", reveló que la mayoría de las bacterias de los cepillos de dientes procedían de la boca de las personas que los utilizaban, es decir, que son bacterias que ya viven en nuestra boca.
En 2018, el llamado "Proyecto Microbioma del Cabezal de Ducha" demostró que existe una acumulación de casos de neumonía bacteriana en las regiones donde se han detectado ciertas micobacterias en los cabezales de ducha, sobre todo en Estados Unidos.
Resulta, por tanto, oportuno que, según las últimas investigaciones de Hartmann, los bacteriófagos que se encuentran en los cuartos de baño combatan en general precisamente a esas micobacterias nocivas.
La cafeína es una sustancia que se encuentra en el café, el té, en el cacao o en las bebidas energéticas, entre otros. Este compuesto químico es conocido por estimular el sistema nervioso central, aumentar el estado de alerta y reducir la somnolencia.
¿Cómo se produce el Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente a adultos mayores. Se produce por la acumulación anormal en el cerebro de fragmentos de proteínas de beta-amiloides o de la tau.
Estas acumulaciones interrumpen la comunicación de las células cerebrales y producen su muerte, lo que genera deterioro cognitivo y pérdida de memoria.
A medida que la enfermedad avanza, las personas sufren confusión, desorientación, dificultad para hablar, cambios de ánimos o de personalidad repentinos y una pérdida de la capacidad para realizar tareas cotidianas. El Alzheimer no tiene cura, aunque existen tratamientos para alivianar los síntomas.
Pruebas con más de 200 pacientes
Gran parte de la investigación previa se había centrado en estudios observacionales y de metaanálisis, pero este nuevo trabajo, parte del proyecto BALTAZAR, centrado en investigar el Alzheimer, recopiló datos sobre los cambios biológicos que el consumo de cafeína puede provocar en el cerebro, particularmente en el líquido cefalorraquídeo (LCR).
Los autores analizaron durante cinco años la ingesta de alimentos con cafeína de 263 pacientes de más de 70 años y que poseen algún deterioro cognitivo leve o Alzheimer, quienes también fueron sometidos a resonancias magnéticas y tomas de muestras de sangre y de LCR.
Riesgos por bajo consumo de cafeína
Los científicos hicieron pruebas con 200 miligramos de cafeína al día, un consumo calificado como "bajo" y equivalente a una lata de bebida energética o unas dos tazas de café. Cualquier consumo superior fue considerado como "alto".
Los autores descubrieron que quienes bebían menos cafeína tenían casi 2,5 veces más probabilidades de sufrir un diagnóstico de DCL, pérdida de memoria o Alzheimer, en comparación con los pacientes que tenían un consumo alto de cafeína.
"Nuestros datos respaldan la asociación de un menor consumo de cafeína con un mayor riesgo de sufrir amnesia, así como con cambios perjudiciales en los biomarcadores del LCR de pacientes con DCL y Alzheimer", concluyeron los científicos.
¿Qué pasó con las proteínas?
Asimismo, los pacientes con ingesta baja de cafeína tenían mayores aglomeraciones de las proteínas beta-amiloides en el cerebro, un signo biológico de la neurodegeneración y conocido precursor del Alzheimer.
Según los autores, la proteína tau, que al acumularse en el tejido cerebral también empeora los síntomas del Alzheimer, no se vio afectada por el consumo bajo o alto de cafeína.
No hay que exagerar con el consumo
Si bien el café expreso al desayuno o el chocolate caliente durante la tarde podrían estar contribuyendo al buen funcionamiento del cerebro a largo plazo, esto no significa que haya que consumir sin límites estas bebidas o alimentos con cafeína.
Se debe tener en cuenta la hora del día, ya que la cafeína podría afectar el sueño, que es esencial para el correcto funcionamiento neurológico a largo plazo. Además, muchos chocolates o bebidas energéticas poseen grandes cantidades de azúcar, lo que también pone en riesgo la salud cognitiva.
Editado por José Urrejola, con información de Science Alert, la revista Alzheimer's & Dementia y Psypost.
La misión llegará a Europa, un satélite de Júpiter, en 2030, para determinar si reúne las condiciones adecuadas para albergar vida, centrándose en el gran océano subterráneo que se cree que está bajo su capa exterior.
La sonda Europa Clipper de la NASA despegó este lunes (14.10.2024) desde Estados Unidos rumbo a una luna del planeta Júpiter para investigar si su composición permite albergar vida, un descubrimiento que tendría importantes implicaciones.
La sonda despegó acoplada a un cohete Falcon Heavy de SpaceX desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida. La misión llegará a Europa, uno de los satélites de Júpiter, en abril de 2030.
Se trata de un mundo que la agencia espacial estadounidense no ha observado aún de una forma tan detallada. Bajo su superficie de hielo hay un océano de agua líquida, estiman los científicos.
Europa "podría ser habitable justo ahora"
"Europa es uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida más allá de la Tierra", aseguró antes del lanzamiento Gina DiBraccio, funcionaria de la NASA.
"Es una oportunidad para nosotros de explorar no un mundo que pudo haber sido habitable miles de millones de años atrás", como Marte, "sino uno que podría ser habitable justo ahora", dijo Curt Niebur, a cargo de la parte científica de la misión.
La sonda es la más grande diseñada por la NASA para la exploración interplanetaria. Llega a 30 metros de largo con sus paneles solares extendidos, diseñados para captar la débil luz en el camino a Júpiter.
Posible océano es clave en la misión
Las primeras imágenes cercanas de Europa, cuya existencia se conoce desde 1610, fueron hechas por la sonda Voyager en 1979, que revelaron las misteriosas líneas rojizas sobre su superficie.
En la década de 1990, la sonda Galileo confirmó la muy probable presencia de un océano. La misión debe permitir determinar la estructura y composición de su superficie congelada, la profundidad e incluso la salinidad del eventual océano.
Esta vez, Europa Clipper lleva varios instrumentos ultrasofisticados entre ellos cámaras, espectrógrafo, radares o un magnetómetro.